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El poseido


En el manicomio en el que trabajo conocí a muchos enfermos mentales, cada uno tenía una locura que los hacia únicos, diferente a los demás, filósofos que hablaban con las plantas de sombra, afroditas que se desnudaban frente a la multitud, soldados en plena batalla, síquicos que leían la mente y por que no mencionar a los voceros de Satán, que es de los que les hablare un poco.
Supuestamente al enfermo de la cama 207 lo internaron por tener un serio trastorno de personalidad y alucinar con encontrarse en contacto con Satán. Eso decían los familiares y los doctores afirmaban lo mismo. ¿Cómo préstale atención a la opinión de una simple enfermera que trataba directamente con el paciente de la cama 207, llamado Cleofás.
Cleofás no era solamente un paciente, tenía algo más que lo hacia diferente a todos, sentado en su cama miraba a toda persona que entraba en su habitación, en su rostro se dibujaba una sonrisa malvada, este era su cordial saludo, sus ojos grises le hacían mirarse como un lobo ambiento, era flaco por naturaleza y con mucha frecuencia se le ponían los ojos en blanco y se convulsionaba de forma orrenda, esto si que era un espectáculo macabro. Tenía sus momentos de felicidad y cantaba extrañas canciones que no se le entendía nada, sonidos que jamás habían escuchado mis oídos, por lo que me nació la curiosidad de grabar todo lo que decía y cuidadosamente fui recopilando la información en la casa en la que vivo por cierto que es pequeña, por lo que es de suponerse que cuando llega una visita le tengo que dejar mi habitación.
Mis padres son muy especiales en las visitas, solamente dejan entrar a personas de mucha confianza. Entre las elegidas se encontraba la señora Samanta, persona muy culta, refinada y escrupulosa, por lo que es de suponerse que cuando llego de visita a la casa, le arreglamos la habitación de acuerdo a sus necesitadas y costumbres. Al día siguiente se levanto muy temprano, las manos le temblaban y la voz se quebraba cuando me llamo para decirme: “Hijo que demonios haces con todas esas canciones satánicas.” De pronto no entendí lo que me decía e interrogue a que se refería. Ella me contesto muy molesta: Mira que ya te encuentras grandecito para que te hagas al inocente, según tú, anoche me dejaste música clásica y entre ella se encuentra unos discos con canciones y oraciones satánicas.

Aún cuando le comente que se trataba de las grabaciones de un loco, no me creyó y se alejo muy molesta diciendo que a ella le había costado años aprender a hablar esa lengua y que en la actualidad muy pocos la conocen, como para que la quisiera engañar diciéndole que se trataba de una grabación de un loco.
La señora Samanta se marcho de casa para seguir con sus investigaciones, pero no duro mucho tiempo, murió de una forma muy extraña, supuestamente la asaltaron para robarla, lo extraño de caso es que lo único que se llevaron fue su lengua.
Ello me aterro demasiado que ya ni quería ir al trabajar, pero armándome de valor continúe con mi rutinaria vida y en cierta forma le perdí el miedo a Cleofás, el paciente se encontraba mejorando, y los que lo mirábamos con recelo, comenzábamos a apreciarlo. Todo cambio cuando decidí depurar mis documentos como son cartas amorosas, poemas, entre otras cosas que las consideraba con un cierto valor sentimental. Ahí entre todos los documentos se encontraba un documento y un sobre que jamás había mirado. Habido por conocer lo que se encontraba escrito en el documento observe un sinfín de jeroglíficos que no entendía, a mitad del documento se encontraba escrita la traducción en castellano la cual decía lo Siguiente:

Mi querido servidor de oídos muertos,
te canto mi canción para entrar en tu corazón,
es cierto que mi lengua desconoces,
no te preocupes por pequeñeces,
te mandare un traductor,
que en mi escuela de lo oculto,
Mis pupilos instruyo para que tus oídos entiendan,
solamente te pido que cuando entiendas mis palabras,
abras tu corazón y me dejes consolarte,
todo lo que has deseado, y que también te han negado,
yo te lo ofrezco a cambio de un encargo,
dalo a conocer y diles que pronto regreso,
ya que un día estuve preso, en las llamas de lo indeseado,
no te olvides del maestro, que desde niño te aconsejado,
soy el único que a sufrido por el camino que has tomado,
puedo ser el mejor amigo y la familia que has soñado,
con migo todo lo tienes, capricho realizado,
quien me ha buscado, siempre me encontrado,
sufro mucho al mirar que te tienen limitado,
el paraíso se encuentra en pactar con migo,
ya que yo nunca ha nadie he defraudado,
¿Por qué no bienes a mi lado?
soy hermoso si tú quieres, comprensivo si me escuchas,
ten presente que estaré a tu lado, aun cuando no es lo deseado,
escucha mi canto, que el canto del rey de las tinieblas,
no se escucha a diario.

Asustada tire la carta al bote de basura, no sin antes leer la posdata que decía: “Mira niño esta es la traducción de una de tus canciones, apártate de esa persona que no es buena. Si te interesa conocer más, en el sobre amarillo encuentran todas las traducciones.
Atentamente Samanta.

En eso escuche el camión de la basura y apresurada coloque los discos, la carta y el sobre en el bote de basura y deseando deshacerme de todo los saque para que el señor que recoge la basura se los llevara. El rechinido del viejo camión se dejo escuchar y desde la ventana observe como se llevaba la basura. Un hombre flaco que clasificaba los desperdicios, tomó el disco, la carta y el sobre y los guardo en su bolsillo, sonriente me saludo al instante que lo observaba desde la ventana de mi habitación. No lo podía creer, se trataba de Cleofás, al paciente de la cama 207, lo habían dado de alta esa semana. Desde ese día han sucedido cosas muy extrañas en mi casa, así como diversas muertes de conocidos, me supongo que todas las traducciones de la señora Samanta las están utilizando el paciente de la cama 207.



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