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El juego


Mil disculpas por no poner el relato completo pero lo estoy escribiendo y quiero saber si vale la pena terminarlo:

Pío, pío, eran las aves que revoloteaban en el jardín de la case del Dr. Marcelo.

Era una mañana muy diferente a las demás, el cielo estaba despejado con un clima muy caluroso, algo muy inusual por la época en la que se encontraban, estaban en medio invierno.

Días atrás, Marcelo recordaba como pasaba los días metido en su cama sin salir de ella ya que el frío que hacía era muy intenso, los meteorólogos habían dicho la semana pasada que misteriosamente un día de de ese mes saldría el sol como si fuese verano, la gente pensaba en ello como un milagro, pues muchos niños habían sido víctimas del frío y ya estaban muertos, día a día se reportaban nuevos casos de personas con hipotermia, en su mayoría a niños menores de 10 años, esto se empezaba a poner cada vez más feo.

Pero eso había pasado una semana atrás, ahora se había cumplido la predicción del clima y era un día soleado; pero esa linda mañana pronto se transformaría a un terrible comienzo del día.

Marcelo frotó sus ojos miró a su alrededor, se encontraba en el patio trasero de su casa, él no lo entendía, paraba todo el día metido en su cama porque no soportaba el clima frío y helado que desprendía la madre naturaleza; de pronto sintió un dolor que provenía de su abdomen, al mirarse pudo observar que había un papel sujeto a su piel con un alfiler que penetraba en su abdomen en su totalidad, se sacó el alfiler con mucho dolor y luego trató de leer la nota, pero sus ojos se habían nublado de dolor y la nota estaba manchada con su propia sangre.





Llevó la nota al pequeño laboratorio que tenía en su casa, era un laboratorio muy común con las paredes de loseta celeste, en las cuales estaba tallado un diseño del siglo XX, y un piso clásico de color blanco, dentro del laboratorio tenía un estante donde guardaba reactivos especiales, los cuales conservaba desde su retirada.

Se acercó al estante y sacó unas pequeñas botellitas que contenían unos líquidos extraños de color verde, los mezcló pero al parecer su dolor en el estomago hizo que derramara unas gotas más sobre la mezcla y causara una pequeña explosión que consumió una parte de la hoja, Marcelo tuvo que realizar la mezcla por segunda vez pero en esta ocasión tuvo mucho cuidado; luego roció una pequeña cantidad de la mezcla sobre la hoja y apagó las luces, en la oscuridad la sangre pareció iluminar la habitación y empezar a desaparecer, luego de unos minutos encendió las luces y esta vez pudo leer la nota, decía:

“Dr. Marcelo espero no asustarlo, ha sido escogido para un pequeño juego, yo de usted trataría de mirar a mi alrededor y trataría de reconocer donde estoy.
Le explicaré un poco de que trata el juego, todo comienza en qu…”

Marcelo renegó por la parte de la nota que se había consumido por su culpa, pero empezó a observar a su alrededor y todo le pareció extraño, su laboratorio era distinto, salió de la habitación y la sala también había cambiado, recorrió la cocina, el jardín y los cuartos y todo era distinto a como era su casa, Marcelo se detuvo a pensar por un solo instante pero no pudo, el temor y la idea que se le vino a la mente lo paralizó, recordó la nota y se dio cuenta que no era su casa; corrió a la puerta y mientras lo hacía se preguntaba como no se había dado cuneta, si sería todo una broma de mal gusto de su mejor amigo Daniel, o si alguien lo hubiera hipnotizado o que si estaba soñando, la última idea él deseaba que fuera la correcta, pues el temor se empezaba a apoderar de él cuando se acercó a la puerta y se dio cuenta de que estaba trabada y había otra nota pegada a la puerta que decía con una letra muy grande:

“¿YA TE DISTE CUENTA?”



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