Men
Categoras

La caja de todos los miedos


Día Uno

Corría el año de 189… en la ciudad de T. una ciudad latinoamericana, esa noche Adrián no podía dormir, la gente se estaba retirando, el presupuesto se acababa y en la excavación no habían encontrado mas que algunas vasijas rotas, y sin ningún tipo de valor. El sabía que si fracasaba nadie volvería a auspiciar sus investigaciones, ya que fracasar era normal lo que no era normal era el nunca haber encontrado nada.

Se había avisado ya que sólo un día más de excavaciones y sería todo, todos volverían a casa, todos estaban felices y festejaban, todos menos Adrián y Roy, ya que mientras el primero se había ido a dormir temprano, el segundo, sabía que sólo tenía una última oportunidad para lograr que la hermosa Katy, la especialista en antropología se fijara en él, Roy también era arqueólogo, pero hacía años que lo detestaba sólo lo estudió y se graduó por estar con ella, y ahora que todo acababa, también para él era el final.

Mientras brillaban las estrellas en una muy calurosa noche de mayo, todos bailaban, todos bebían y daban gracias por terminar siete largos meses de trabajo, de cavar y cavar por inercia, ya que la emoción de empezar la búsqueda de una ciudad, se convirtió en la decepción de hacer encontrado una vasija rota, unos utensilios de cocina rotos y nada más.

A punto de perderse en un sueño, algo acalló la música, los bailes cesaron y lograron que Adrián, mejor conocido como el “Doc”, se incorporara y saltara de la cama como un rayo, alguien estaba gritando como un loco “miren, miren lo que encontré”.

Kisee, un lugareño contratado como trabajador, gritaba semidesnudo repitiendo como un loro “miren, miren lo que encontré”, era una pequeña caja cuadrada, metálica y con un muy fino grabado que mostraba diferentes partes del cuerpo en cada una de las caras, abajo los pies, en cada costado los brazos, en otra cara el corazón, en otra los ojos y arriba un grabado de una boca y parte de una cara en rito de grito, o dolor, era una boca abierta dejando ver un gesto parcial de estar dando un alarido, lo curioso es que todos los dibujos estaban grabados y sólo la media cara y la boca estaban realzados.

Al llegar todos vieron que una nativa terminaba de vestirse a un lado de Kisee, y detectaron que había alrededor varias botellas de vino, algunas prendas de vestir de ella y todos supieron que habian ido a la excavación en busca de un lugar donde dar rienda suelta a su pasión largamente reprimida por culpa del trabajo y el encierro.

Doc revisó la caja, que a simple vista parecía muy elaborada para el sitio en el que se encontraba, Katy se la arrebató y junto con Roy la revisaron detenidamente, no tenía ninguna inscripción, ni ningún trazo que diera alguna información sobre su origen, al ver la causa del revuelo, todos volvieron a la fiesta, todos menos Katy, Roy y el “doc”, pasaron toda esa noche hablando de la caja y de una antigua leyenda que hablaba de que las ruinas que exploraban habían sucumbido junto con su población que era muy escasa, por la “atenquigurea” o caja de todos los miedos, que según la información que ellos tenían lograba que la persona que la poseyera vaciara sus miedos adentro de la caja y lo hacía valiente y decidido pero que cuando menos lo pensara la caja devolvería los temores aumentados a su dueño, haciéndolos actuar de manera imprevista, ya sea minimizando sus acciones y confiándolos a la locura y por lo tanto al destierro puesto que el pueblo los veía como un peligro, o al suicidio mientras gritaban que tenían miedo, un miedo atroz que no los dejaba vivir.


Día dos

A la mañana siguiente, todos dormían, y los tres arqueólogos seguían hablando y deliberando y no hubo modo de poder abrir la caja, ni por presión, ni por ningún otro medio, así que decidieron guardarla y para tal cosa se ofreció Doc y el plan era presentarla como hallazgo para poder recuperar los fondos para la investigación.

Por fin empezaron las excavaciones finales y en un momento dado, por ahí del medio día se escuchó un grito estridente que de pronto cesó, todos acudieron a ver de donde provenía, abandonando las palas corrieron y Doc su ronda de revisión y encontraron una enorme mancha de sangre, unas manos y pies cercenados y una lengua cortada de tajo, pero de Kisee ni rastro; su mujer arrinconada en una esquina, temblando de miedo y sin poder darse cuenta que todos estaban ahí, murmuraba, “¿por qué, por qué te lo llevaste?"

Al preguntarle que había ocurrido, no podía hablar, había caído en shock. Nadie entendía que había pasado, sólo empezaron a preguntarse quién o qué podría haberlo hecho.

La caja fue mostrada a los accionistas y por el hallazgo decidieron seguir dando fondos a cambio de acallar los rumores en el pueblo de la muerte de un trabajador, que según decían lo había matado el “atequingurea”, y encontrar más elementos para descifrar el misterio de la caja.

La única información sobre la caja es que según la leyenda un día apareció en el pueblo, al pie del altar del dios de la guerra, tres días más tarde los centenares de pobladores fueron desapareciendo y en su lugar se encontraban sólo las manos y pies y la lengua cortada de tajo. Según se hablaba de Eruzereg, un gran guerrero de enorme talla y fuerte complexión que no temía ni a los ejércitos enemigos, muchos de los cuales había vencido al comandar en las luchas a su pueblo, brillante estratega y de gran talento, él se había encargado de cuidar la caja mientras se decidía qué hacer con ella, él fue el último en morir y se dijo que mientras lo hacía gritaba de terror al hablar de los ejércitos vencidos, de los muchos que cayeron bajo su brazo y de cómo le atormentaban lo gritos y lamentos de los muertos, y así murió, temblando mientras hundía su cuchillo de piedra en su estómago, decían que temblaba de coraje, pero otros decían que el miedo le venció.

Ante esto Doc, se puso nervioso y rió mucho al darse cuenta de que temblaba, pensó para sí mismo cómo era posible que una simple leyenda que otrora le provocara temor, ahora le provocara risa, y lo atribuyó a los vapores del alcohol, despidió a sus compañeros de muy mala manera y se durmió.


Día Tres

La calma era mucha en el campamento, sin embargo:

- Eeeeehhhhhhhh!!!!!!

¡Un fuerte grito se escuchó!

- ¡No lo hagas, no lo hagas!!

Un golpe seco, un bulto que se arrastraba y nuevamente silencio.

Al llegar, la luz del cuarto de la mujer de Kisse era muy tenue, casi mortuoria, excelente para no dejar ver a primera vista el horrible espectáculo que se presentaba a los ojos de los presentes. Manos cortadas, pies cercenados y una lengua terminando de completar el horrible escenario, pero del cadáver, nada.

De las cinco personas que hasta ahora habían tenido en sus manos la atequingurea, dos ya habían muerto, y de los tres días de que hablaba la leyenda, ya habían entrado en el tercero. El temor era mucho, todos querían abandonar la excavación sin embargo la necesidad de los trabajadores era mucha, el hambre había marcado el rostro de la mayoría y el dinero es el dinero.

Durante ese día no pasó nada, sin embargo Doc estaba muy nervioso, pensaba si acaso él sería el asesino, puesto que era el que tenía la caja en su poder, no había tenido el valor de volverla a ver desde que decidió guardarla sin embargo, no podía apartarla de su pensamiento, había muchas esperanzas puestas en esa caja.

Durante la noche el campamento estaba en silencio, un silencio muy fuera de lo común, no había las risas acostumbradas, ni los gritos eufóricos de los trabajadores que reían en las reuniones donde jugaban cartas y bebían vino, sólo se oían ruidos apagados y algunos murmullos. Mientras avanzaba la noche, los murmullos cesaron y sólo algunos ruidos de crujir la madera y algunos pasos se oían.

Roy estaba inquieto, no había podido ver ni hablar con Katy, decidió buscarla así que fue a su cabaña, no la encontró, fue a los baños del campamento, no había nadie. La esperó en la puerta de su cabaña pensando que era una imprudente por salir a caminar sola en una situación por la que pasaban. Al ver que no llegaba, fue por Doc para buscarla juntos. Éste se asustó al ver como tocaba a su puerta, juntos la buscaron pero no hayaron ningun rastro de ella. A punto de amanecer dieron toque a la campana que avisaba del inicio y fin de las labores pero nadie respondió.

Era muy extraño, nadie salió de las cabañas ni de las casas de campaña, el campamento estaba en silencio y solo.

Decidieron ir a las cabañas y lo que encontraron era horrible, marcas de sangre, manos, pies, lenguas pero cuerpos ninguno. Todas presentaban el mismo horrible cuadro.

Roy en un arranque de desesperación salió corriendo y dejó a Doc. En la cabaña gritaba:

- Katyyy! ¿Dónde estás Katyyy?

Y la única respuesta era el silencio.

Al llegar a la excavación bajó con cuidado por la tierra acumulada y al apoyarse un minuto para descansar a un lado de una de las estructuras principales, sintió frío, mucho frío en la espalda mientras que el dolor se apoderaba de sus sentidos, la vista se le nublaba, se desplomó y de pronto… nada.

Doc daba la vuelta a esa misma estructura traía las manos salpicadas de sangre, Katy lo miró, corrió hacia él, lo abrazó mientras le susurraba al oído:

- ¡Ayúdame, tengo miedo, tengo mucho miedo!

Al abrazarla lo distrajo la figura de un cuchillo de piedra, al mismo tiempo un agudo dolor le traspazó el estómago, dio un paso hacia atrás mientras veía como Katy, caía de rodillas, tenía las manos ensangrentadas y lloraba, lloraba y gemía con un sufrimiento tal que la hizo gritar por fin:

- Ahí están, ahí están todos ellos, están mirándome, ¡no dejes que me toquen!
- ¡Ahhhgggg! -contestó Doc mientras se llevaba las manos al estómago.
- Haz que dejen de mirarme, me asustan, no quiero tener miedo, ¡no quiero, no!

En ese momento levantó frente de sí el puñal de piedra y en dos ocaciones lo hundió en su vientre, y mientras caía al suelo, señaló con débil pulso hacia el terrenal acumulado por la excavación.

Doc con sus últimas fuerzas se acercó y descubrió semienterrados los cadáveres de los trabajadores que habían estado con él los últimos meses, vio a Roy de cara al cielo, con los ojos abiertos y la mirada apagada, se acercó a Katy, ya sin vida descubrió que en su mano derecha tenía la atenquigurea que dos noches antes le había robado de su cuarto, mientras dormía.

Semanas después encontraron los cuerpos, los accionistas los habían mandado a buscar al no tener noticias de ellos, encontraron todo, el campamento vacío, los cadáveres, el cuchillo de piedra, los cuerpos de Roy, Doc y Katy. Todo, excepto la caja de todos los miedos.


Autor: Salvador Campuzano R.
Visitas: 7880



Busquedas terrorficas
Búsqueda personalizada
Especiales
Pnico en el bosque Extraos experimentos Sonidos alcantarilla Fantasma cementerio Fotos de fantasmas
Juegos terror y miedo
Vdeos de terror


Sugerencias - Aviso legal - , 2024 a justdust.es company.
just dust company