Kamilla

Kamilla. Los vampiros tienen fama de seres misteriosos, hermosos, románticos, capaces hasta de amar, de tener sentimientos, incluso de brillar a la luz del sol. Bien, pues Kamilla se desayuna dos de estos todas las noches nada más despertarse. No se puede negar que sea hermosa, porque lo es, pero lo del romanticismo es algo demasiado sentimental como para que a ella le interese, es más, lo encuentra vulgar y ridículamente humano. Kamilla es más del tipo “aquí te pillo aquí te mato�, nunca mejor dicho. Y qué decir de la cursilada esa de brillar bajo el sol, eso no se lo cree nadie. En algún momento tuvo sus dudas, pero tras experimentar fallidamente con varios colegas, los cuales brillaron sí, antes de convertirse en polvo que se llevó el viento, la teoría quedó absolutamente refutada.

Kamilla es un vampiro de la vieja escuela, sin sentimientos, sin escrúpulos. Aborrece a todo y a todos y solo ella es importante en su no-vida. Por lo tanto ni quiere integrarse en la sociedad, ni quiere pasar inadvertida y por supuesto no bebe sangre de animales por no sentirse culpable por matar a una persona, que asco.

Vive en el castillo más pomposo de inframundo, sola. Normalmente solo sale para cazar y conseguir velas. Le encanta darse baños de sangre a la luz de unas buenas velas negras. Incorporó esa sana costumbre de una vieja conocida, una condesa que utilizaba esos baños para mantenerse joven. Lo cierto es que Kamilla cada vez la veía más vieja, pero no iba a ser ella la que le quitara la ilusión a la pobre ancianita, resultaba tan patética que era hasta divertida. Además el aroma que la sangre la deja en el cuerpo tras el baño es una delicia.

Antes tenía sirvientes, pero se aburrió de ellos y entonces pasaron a formar parte de su colección de muñecas. Le gusta cambiarles la ropita, tomar el té invisible con ellos, e ir de picnic imaginario al patio trasero. Cuando se cansa de alguno de sus muñecos, simplemente los arroja por el acantilado en el que acaban sus dominios. De vez en cuando organiza alguna gran fiesta para adquirir nuevo material, una de esas celebraciones de rancio abolengo a la que acuden en masa jóvenes descerebrados con ganas de llamar la atención.

De su breve vida anterior nada se conoce, tan solo que procede de una antigua noble familia rusa. Y su llegada a inframundo sigue siendo un misterio.

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